Orozco condensa este programa vital en los cuatro minutos de “Hoy”, avance de su esperadísimo nuevo álbum, el primero en cinco años. Un regreso mayúsculo, a la altura de las expectativas, que supone una agradecida inyección de energía positiva en estos tiempos oscuros.

“Hoy” está llamada a convertirse en estandarte del nuevo repertorio de Orozco. No solo por el provechoso mensaje que emana de sus versos, también por la contundencia de sus formas. Un crescendo hábilmente sostenido entre preciosos arreglos de piano, profundas líneas de bajo y soluciones melódicas con la inconfundible impronta del músico barcelonés. 

“Hoy” se toma su tiempo para explotar pero, cuando lo hace, irradia todo a su alrededor, convirtiendo lo estrictamente personal en sentimiento colectivo y compartido. Orozco pasa del singular al plural, del interior al exterior, del yo al nosotros, en un hábil giro compositivo que lo confirma como uno de los autores contemporáneos clave para nuestra música popular. Por fin hablan los corazones. Y todos laten en el mismo compás, ajenos al pasado o al futuro, siguiendo el imparable tempo de “Hoy” y el pulso de un artista llamado Orozco.