También, en el libro, aparecen esas alianzas magníficas con Fito Páez y Charly García. El Spinetta eléctrico de los ’90 se juntan con su costado más clásico. En las fotos aparece Luis Alberto en sesiones en estudios profesionales o improvisadas al costado de una ruta provincial. El padre de familia en una quinta del conurbano bonaerense y el monje ermitaño de Villa Urquiza.
“A Luis lo conocí en el año 74 o 75. Después compartimos toda la vida, la crianza de los chicos, de los hijos, y distintos proyectos”, recordó emocionado a La Viola. Más allá de la amistad con el músico, Martí fue testigo de momentos importantes dentro de su carrera y retratarlos para la historia. “Comencé a trabajar con él con el segundo disco de Invisible. Lo acompañé ayudándolo o dándole una mano en lo que yo sabía hacer”.
Más allá de su importante trabajo como fotógrafo, Eduardo Martí -conocido por sus amigos como Dylan- tuvo su etapa como músico. Fue el principal compositor del grupo Pacífico, con quienes grabó el longplay La bella época en 1972. “A mí me encanta la música y me encantaba lo que después se llamó rock en español, rock nacional. Desde joven iba a los shows de Manal, Almendra o Litto Nebbia, entre otros”.
“Toco la guitarra, pero nunca me dediqué a hacer música profesionalmente. Tocaba constantemente con Luis, pero no era que lo hacíamos en algún proyecto. A mí jamás se me hubiese pasado por la cabeza armar un grupo con él. Me parece que Luis estaba en otro nivel”, describió sobre su relación con el artista.