Sobre esta última canción, Calamaro mencionó en la misma entrevista: «La hicimos una Navidad con el Cuino (Marcelo Scornik) en casa de mis viejos. Letra y música al mismo tiempo. Tiene un arreglo de coros bastante bueno. Usé una secuencia de acordes con un ‘two-five’ de menor disminuido y mayor aumentado para ir cambiando de acordes. Fue el principio del Cuino y yo como Bonnie & Clyde en mancuerna de autores de canciones. Aunque sin Bonnie. Supongo que éramos Clyde & Clyde porque hacíamos más que juntarnos a escribir, aquello era pura vida. Algo revolucionario y lleno de distintos grados de conciencia. Estábamos en unos ‘niveles profundos de investigación personal y sociopolítica’, pero este tema era apenas el principio y lo que intentábamos era soportar una Nochebuena y escribir algo bueno y confesional».
Cómo curiosidad, cabe señalar que el disco se mezcló completamente en mono: detalle no menor en una época en que la mezcla estéreo cumplía ya dos décadas como estándar mundial. Por otra parte, «la grabación tiene un defecto en la velocidad: todo el disco está un poco acelerado y afecta el sonido de la voz. No fue una buena idea», confesó Calamaro en declaraciones a Rolling Stone.
El disco, que dura menos de media hora, contó con una gran cantidad de invitados y colaboradores, como Pablo Guyot, Willy Iturri, Alfredo Toth, David Lebón, Gustavo Bazterrica, Paul Dourge, Daniel Colombres, Fabiana Cantilo y los miembros de Oveja Negra, entre otros, además de Charly García en la producción y otros aportes.